Un anciano león, incapaz ya de obtener
por su propia fuerza la
comida, decidió hacerlo usando la
astucia. Para ello se dirigió a una
cueva y se tendió en el suelo, gimiendo
y fingiendo que estaba
enfermo. De este modo, cuando los otros
animales pasaban para
visitarle, los atrapaba inmediatamente
para su comida.
Habían llegado y perecido ya bastantes
animales,
cuando la zorra, adivinando cuál era su
ardid, se
presentó también, y deteniéndose a
prudente distancia de la
caverna, preguntó al león cómo le iba
con su salud.
-- Claro que hubiera entrado -- le dijo
la zorra --
si no viera que todas las huellas
entran,
pero no hay ninguna que llegara a
salir.
Siempre advierte a
tiempo los indicios del
peligro, y así evitarás que te dañe.
Las ranas pidiendo rey
Cansadas las ranas del propio desorden
y anarquía en que vivían,
mandaron una delegación a Zeus para que
les enviara un rey.
Zeus, atendiendo su petición,
les envió un grueso leño a su charca.
Espantadas las ranas por el ruido que
hizo el leño al caer, se
escondieron donde mejor pudieron. Por
fin, viendo que el leño no se
movía más, fueron saliendo a la
superficie y dada la quietud que
predominaba, empezaron a sentir tan
grande desprecio por el nuevo
rey, que brincaban sobre él y se le
sentaban encima, burlándose sin
descanso.
Y así, sintiéndose humilladas por tener
de monarca
a un simple madero, volvieron donde
Zeus,
pidiéndole que les cambiara al rey,
pues éste era demasiado tranquilo.
Indignado Zeus, les mandó una activa
serpiente de agua que, una a
una, las atrapó y devoró a todas sin
compasión.
A la hora de elegir
los gobernantes, es
mejor escoger a uno
sencillo y honesto,
en vez de a uno muy
emprendedor pero
malvado o corrupto.